Las luces, los olores y la atmósfera de Marrakech hace que sea uno de los destinos más mágicos e inspiradores del mundo. Baños tradicionales con aceites de argán, restaurantes modernos, tés, coctelerías, museos y un largo etcétera sorprenden al viajero.

Una joya en medio de Sudáfrica, Angola y Botswana. Desde las arenas rojas del Desierto del Namib a la inquietante Costa de los Esqueletos. Grandes animales, ciudades coloristas y tribus orgullosas de su cultura. Todo esto y mucho más es Namibia.

Saint Tropez es para muchos la expresión más elevada del arte de vivir a la francesa. Como el resto de la Riviera francesa, esta pequeña localidad cumple los requisitos de paisaje idílico –mar turquesa, calas con palmeras y olivos.

Fue Agatha Christie una de las que puso de moda esta isla, cuando llegó en 1932. Aguas cristalinas, arquitectura rústica, historias de artistas, calas mágicas y una gastronomía muy payesa hacen de Mallorca, una de las islas con más encanto del Mediterráneo.

Cuna de la cultura clásica, Sicilia es una de las joyas del sur de Italia. Su amplia oferta cultural, histórica, gastronómica la han convertido en uno de los destinos estivales de moda. Y pese a las altas temperaturas y cierta masificación, la isla guarda tesoros irresistibles.

Pocos lugares resultan tan evocadores como Capri, una diminuta isla en la bahía de Nápoles, refugio de artistas, intelectuales y estrellas de Hollywood, que constituyó el centro de la ‘dolce vita’ en los años 60 y 70.