Lo que los ojos del público captaron como un espectáculo perfecto, era el resultado de semanas de planificación meticulosa, donde cada detalle contaba y la magia se tejió hilo por hilo.

Massimo Dutti
PG 96

Así fue el backstage del desfile: un lugar donde el caos se convirtió en arte, y donde cada pequeño esfuerzo invisible hizo posible la magia que el público vio solo por unos instantes. Y entre todo ese frenesí, los responsables de la colección así como colaboradores artísticos como fotógrafos, modelos, peluqueros y maquilladores revisaban cada look, a veces dando pequeñas indicaciones, a veces ajustando un detalle.

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La música comienza, las luces se encienden y la primera modelo sale a la pasarela. Desde ese momento, el backstage se convierte en una coreografía cuidadosamente orquestada. En el momento en que la primera figura apareció en la pasarela, la fantasía se entrelazó con la realidad y lo efímero se convirtió en arte.

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