14 hectáreas de terreno en las que se respira una encantadora mezcla de tradición marroquí y elegancia francesa. Los jardines y los olivos rodean las suites e invitan a los huéspedes a disfrutar de una experiencia completa de relajación y bienestar: masajes con aceites esenciales, tratamientos de belleza, dos piscinas, un solarium en un jardín aromático y un restaurante con vistas a los rosales de las montañas del Atlas. Los más pequeños también tienen una gran cantidad de actividades entre las que escoger: clases de tenis y natación con un entrenador, taller de cerámica, paseo a caballo, clases de cocina…