Antes de convertirse en un hotel, Riad Jaaneman fue una casa familiar durante muchos años. Es por esto que, actualmente, aún conserva ese trato cercano y acogedor característico de un hogar. Su interiorismo combina los elementos decorativos típicos del país con una estética minimalista y más neutra que consigue brindarle al riad una singularidad inigualable. El desayuno, tradicional marroquí, se sirve debajo la pérgola de la terraza. Además, aunque no hay restaurante como tal, ofrecen un servicio de cena bajo petición que incluye una amplia variedad de sabrosos tajines y cuscús.