Cada una de las 259 habitaciones de este hotel es de una forma o tamaño distinto, pero todas tienen un elemento común: la pared en la que se apoya el cabecero de cuero de la cama está pintada de rojo y decorada con pequeñas imágenes del famoso fotógrafo Matthew Rolston enmarcadas en negro. El resto de la habitación está pensado para ser práctico y funcional sin renunciar al estilo ni al buen gusto. La joya del hotel es Marta, un restaurante que destaca por sus pizzas de masa crujiente cocinadas en horno de leña.